En los últimos años, los Mecanismos Alternativos de Solución de Conflictos (MASC) han cobrado un creciente protagonismo en todos los ámbitos del Derecho, incluidos los procedimientos de reclamación de deudas por impago de cuotas en comunidades de propietarios. Su inclusión en la normativa procesal, especialmente tras la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil aprobada a principios de 2025, ha cambiado la manera en que muchas comunidades deben enfocar los conflictos con propietarios morosos.
¿Qué son los MASC?
Los MASC engloban vías de resolución de conflictos que no requieren acudir directamente a un juicio. Incluyen herramientas como la mediación, la negociación extrajudicial documentada, la conciliación o el arbitraje, entre otras. El objetivo es ofrecer a las partes un entorno más flexible y económico para llegar a acuerdos.
¿Por qué son relevantes en el caso de morosos?
Tradicionalmente, cuando un vecino no pagaba sus cuotas, la comunidad podía acudir a un proceso monitorio, bastante ágil, para reclamar la deuda. Sin embargo, con la entrada en vigor del nuevo marco normativo, las comunidades deben intentar previamente un procedimiento de resolución amistosa mediante MASC antes de presentar la demanda judicial.
Esto supone un cambio de paradigma: el proceso judicial ya no es necesariamente el primer paso, sino el último recurso tras acreditar que se ha intentado, sin éxito, llegar a un acuerdo extrajudicial.
¿Qué implicaciones prácticas tiene esto?
- Obligatoriedad previa del intento de solución amistosa:
Ahora se exige que, para la admisión de una demanda, se acredite que ha existido una intención real de resolver el conflicto por medios alternativos. Esto incluye, por ejemplo, el envío de un burofax con propuesta de pago o acuerdo, con un plazo de al menos 30 días para que el deudor conteste.
- Suspensión de plazos procesales:
Desde que se inicia formalmente un procedimiento MASC, se pueden suspender ciertos plazos procesales, lo que protege a la comunidad en caso de retrasos mientras se intenta resolver el problema sin pasar por el juzgado.
- Refuerzo documental:
Todo intento debe quedar debidamente documentado, ya que el juzgado puede inadmitir la demanda si no se acredita este paso. Por tanto, se vuelve imprescindible conservar comunicaciones, respuestas o acuses de recibo.
- Mayor carga para el administrador:
El administrador de fincas asume ahora un rol más activo, no solo como gestor, sino también como impulsor de las medidas extrajudiciales. Esto requiere formación, criterio y adaptación a los nuevos procedimientos.
¿Qué beneficios pueden tener los MASC?
Aunque puede parecer que este cambio ralentiza el cobro, en muchos casos los MASC pueden ahorrar tiempo y dinero a la comunidad. Puede evitar un juicio (con sus costes, plazos e incertidumbres) y puede ser positivo si se logra un acuerdo viable con el moroso.
Además, este enfoque contribuye a reducir tensiones internas en el edificio, especialmente cuando el propietario moroso es también residente habitual.
¿Y si el moroso ignora la propuesta?
Si el propietario no responde o rechaza la propuesta, tras transcurrir el plazo establecido (generalmente 30 días), la comunidad puede entonces presentar la demanda con plena validez, acreditando que se ha cumplido la exigencia legal del intento de solución extrajudicial.
Incluso la falta de recogida del burofax puede considerarse como cumplimiento del intento negociador, siempre que se demuestre que se realizó correctamente.
Conclusión
Los MASC han llegado para quedarse, también en el ámbito de las comunidades de propietarios. Lejos de ser un obstáculo, bien gestionados pueden convertirse en herramientas eficaces para mejorar la convivencia y reducir los costes de las reclamaciones.
Eso sí, su aplicación exige profesionalidad, orden y documentación adecuada, y refuerza la importancia de contar con un administrador de fincas actualizado y con conocimientos jurídicos sólidos.